Este ensayo se basa en la lectura del texto “ÉTICA Y POLÍTICA EN UN MUNDO DESORIENTADO” de José María Mardones. El autor señala claramente la relación que existe entre ética y política, al enfatizar que en el mundo contemporáneo se vive una gran crisis de valores que conllevan a una imprecisión de los juicios morales, y que por ende ésta también se vive en el mundo político.
Esta
imbricada relación ente ética y política se debe a que ambas tienen como fin
principal el bienestar y el reconocimiento del otro como elemento integral de
la sociedad y como parte fundamental de la formación de cualquier individuo en
comunidad. Pero al respecto, el autor señala que la ética no soluciona los
problemas en el ámbito social, sino que ofrece una guía, una sensibilidad y
muestra un abanico de posibilidades (que dependen del contexto social), pero
que deben situar la política en su ejercicio primordial que es la sociedad, es
decir, la ética marca la orientación para que la política priorice los aspectos
humanos, antes que los económicos y de poder.
Evidentemente
la política igualmente alimenta la ética, ya que en el ámbito político se
visualizan claramente las más acuciantes necesidades, problemáticas e intereses
comunes de la sociedad. En esta medida, la ética amplía su horizonte al abordar
las diferentes cosmovisiones que se manifiestan en distintas sociedades, en las
cuales, tras el velo de la diversidad y el pluralismo se puede caer en una
multiplicidad de pequeñas éticas locales que negarían una ética global, en la
que se entorpecerían o se les restaría importancia a PRINCIPIOS como el de
igualdad y dignidad humana.
Un
aspecto importante para resaltar de las sociedades democráticas, es la falta de
claridad en “lo que está bien o está mal”, este fenómeno se debe a que la
crisis de valores éticos y morales, obstaculizan la capacidad de gran parte de
los integrantes de la sociedad para interiorizar y ejecutar acciones y
comportamientos que estén acordes con el bienestar de la población en general. Esta
confusión conlleva a vivir una falsa democracia, en la que el clientelismo, la
desconfianza en el otro y la negligencia de gran parte de la población, perpetúen
a su vez la corrupción en la vida política.
Esta
desconfianza, incertidumbre y desprestigio en el ejercicio político tiene sus
raíces históricas; fenómenos como la compra de votos, la financiación de los
partidos, la corrupción en el escrutinio de las votaciones y la competencia
política desleal, entre otros, han conllevado a que los ciudadanos lean esta
falta de moral y valores éticos en el ejercicio político como una dimensión en
la que no se puede confiar, se ha generalizado en la mentalidad social la idea
de que la práctica política es mera politiquería. A esta realidad se le suma
que el triunfo del sistema capitalista sobre el sistema socialista, trajo
consigo el fin de las políticas que propendían por un bienestar social, por una
redistribución de las riquezas, por la igualdad y la erradicación de la pobreza
que bien es sabido no eran un mero discurso mantenido por la mayoría de los
oligarcas políticos actuales, sino que eran propuestas y acciones que
efectivamente trabajaban en el diagnóstico y solución de las problemáticas
sociales que aquejaban a sus pueblos. Al
respecto, el autor señala la caída del Muro de Berlín como el fin el socialismo
real, de las políticas mesiánicas de bienestar, entre tantos otros aspectos que
están afectando a la mayoría de la población mundial.
En
este mundo capitalista donde lo importante es el bienestar individual, el
consumismo y las apariencias, es inminente el rescate de los valores morales y
éticos que se han ido perdiendo o tergiversando en diferentes discursos
socio-políticos, que lo único que hacen es recrudecer y extraviar en gran medida la realidad política.
Afortunadamente
en la actualidad existen distintos movimientos sociales que reclaman derechos e
igualdad y han ido tomando fuerza socio-cultural, tales como la equidad de
género, la defensa de las distintas formas y orientaciones sexuales, la inclusión,
la paz, la protección de los emigrantes, el cuidado y preservación del medio
ambiente, en fin los denominados derechos de tercera generación. Estos
movimientos han logrado cambios en la mentalidad de gran parte de la población
(sobre todo en jóvenes) y han despertado el interés de distintos sectores de la
sociedad.
Sería
aventurado afirmar que estos Nuevos Movimientos Sociales han dado un giro
drástico en la participación democrática, pero entre los importantes logros de
éstos, figura por ejemplo, la sensibilización de buena parte de la sociedad
hacia el rechazo de prácticas discriminatorias de diferente índole y un fuerte
llamado a la participación en la construcción de un mundo que tenga en cuenta
tanto a la otredad como al planeta.
Para
finalizar este ensayo, es de suma importancia subrayar que la educación es el medio por excelencia
para transformar las realidades éticas y políticas, ya que a través de ésta, se puede concientizar a los niños,
adolescentes y jóvenes sobre estas problemáticas y se pueden desarrollar
actitudes críticas relacionadas con el ejercicio político por medio de una
pedagogía humanizante en la que se prioricen los principios y valores, para
así, en un futuro próximo obtener ciudadanos competentes y conscientes de su
responsabilidad con la transformación y desarrollo de su sociedad.
Escrito por : KENIA
TASCON
FREDY ROJAS BERNAL
BIBLIOGRAFIA
MARDONÉS, José María.
Ética y política e un mundo desorientado.
http://leonxiii.upsam.net/seminarios/03_seminario/iii_seminario_03_sesion_jm_mardones.pdf
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http://eticaparavoce.lost-away.org/wp-content/uploads/2010/11/cortina_adela-_etica_minima.pdf 04/11/2011
MORIN, Edgar. La
unidualidad del hombre.
DEMENCHONOK, Edgard.
Fundamentación de la ética en la filosofía latinoamericana.
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