PEDAGOGÍA ACTIVA: NECESIDAD DEL QUEHACER DOCENTE
EN LA ACTUALIDAD
La pedagogía hoy se presenta como una respuesta al
interrogante de como intervenir la realidad desde el aula para generar una
nueva sociedad que afecte positivamente la calidad de vida de sus integrantes. Para
esto es necesario que la escuela suscite espacios de reflexión donde se aborden
aspectos problémicos de la vida cotidiana de cada educando, siendo este mismo
quien plantee soluciones que generen conocimientos significativos para su
existencia y a la vez sean base fundamental
para nuevas formas de cultura.
De esta manera toma gran relevancia la labor desempeñada
por el docente a través del proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula, porque
es allí donde se aprecia la relación de la escuela con la vida y el medio social.
Es aquí donde se debe colocar en práctica toda esta teoría pedagógica para la resolución
de las problemáticas desde el aula misma de clase, siendo los principales
actores los educandos y los profesores por medio del establecimiento de
relaciones sociales cuyo fin es el privilegio de los procesos formativos para
el crecimiento y desarrollo personal como preparación y transformación de las
generaciones de una población. Paulo Freire aporta acerca del quehacer del
maestro desde un punto de vista de apertura a lo desconocido: “como profesor
crítico yo soy el aventurero responsable, predispuesto al cambio y a la aceptación
de lo diferente”. De esta manera se puede apreciar la necesidad de que el
cuerpo docente en general se encuentre con disposición de enfrentar aquello que
no conoce en cada una de sus clases, es decir, brindando oportunidad de
intervenir numerosas situaciones que pueden presentar por parte de cada uno de
sus alumnos en la medida que las relaciones establecidas trasciendan a esferas
de la sociedad donde todos los actores a diario conviven.
El punto neurálgico se encuentra en cómo es llevado acabo
el proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula de clase, la esencia del proceso
va perdiendo validez a medida que las asignaturas sean orientadas como una
simple introducción, es decir, la transmisión de conocimientos sin ahondar en
las problemáticas que en teoría tienen que ser tratadas. Las relaciones y las prácticas
sociales pasan a un segundo plano desde donde muy poco se puede hace rpor
garantizar la resolución del problema y mucho menos enriquecer la teoría existente
a nivel pedagógico.
Por tal motivo, es posible establecer que la pedagogía
tradicional no ha realizado aportes significativos a los procesos formativos y
a la sociedad en general. La escuela es limitada a la reproducción continua del
conocimiento pr medio de un trabajo rutinariamente repetitivo basado en un aprendizaje de información y de normas, de carácter
magistrocentrista donde se impone al educando modos de ver, pensar y de actuar.
Cabe la pregunta ¿cómo la pedagogía activa asume la educación y la necesidad
social que le convoca a partir de este planteamiento?
En primer instancia, cuando asume la responsabilidad
social de quien debe educar. El educando debe ser reconocido como ser único e
inacabado que se encuentra en la escuela para dar solución a esta necesidad a través
de su proceso formativo. La pedagogía activa permite que el estudiante de esta
manera adquiera un sentido de vida a partir del cual fundamente su quehacer en
pro de movilizarse hacia nuevas realidades transformando sustancialmente la
cultura.
Desde luego, este reconocimiento del estudiante tiene que
estar acompañado del establecimiento de relaciones en el aula, con el maestro y
con los compañeros. Este acercamiento en el salón de clase no solo debe ser de carácter
superficial, como lo es en muchos casos, debe trascender la escuela para que
posibilite la reflexión de situaciones de la vida cotidiana de estudiante y
profesor. Todo lo anterior permite la existencia de un estado humanización,
puesto que al estudio sistémico de las asignaturas, se plantea una fraternidad
que brinda el acercamiento necesario para el crecimiento personal de los protagonistas
del acto educativo.
Con lo anteriormente mencionado, es posible pensar en el
proceso de enseñanza-aprendizaje a partir de todo aquello que rodea al
estudiante, es decir, su vida cotidiana. No cabe duda que la mejor manera de
abordar las diferentes asignaturas y áreas de un currículo es hacerlo mediante
las experiencias propias del educando, ya que se posibilita la observación de
las diferentes problemáticas sociales que las caracterizan bajo un punto de
vista crítico y reflexivo, siendo el papel de los contenidos el pretexto
formativo ideal para intervenirlas. Cuando el alumno cuestiona los fenómenos que
a diario experimenta y constantemente se interroga acerca de los mismos, posee
el fundamento para alcanzar aprendizaje duraderos porque construye y
reconstruye su saber, dirigiéndose cada vez a nuevos estados de conocimiento. Al
respecto, Paulo Freire plantea : “ en las condiciones del verdadero
aprendizaje, los educandos se van transformando en sujetos reales de la construcción
y la reconstrucción del saber enseñado, al lado del educador, igualmente sujeto
del proceso”. De esta manera este brillante pedagogo brasilero plantea la
importancia de generar el conocimiento teniendo como cimiento aquello que el aprendizaje
conoce y que potencialmente puede problematizar teniendo siempre a su lado la colaboración
y guía del maestro, que por cierto al intervenir los contenidos de su asignatura
de esta manera también eleva su techo epistémico en relación a cómo se
encontraba previo al inicio de sus clases.
La subdirectora del ICFES de Colombia, se refiere a la importancia
de que el estudiante genere constantemente preguntas en su quehacer diario en
la escuela y en general sus experiencias de vida, a partir de una situación común
que sucede cuando se habla del alcance de los objetivos primordiales en
cualquier grado de escolaridad y la promoción al año siguiente, de la siguiente
manera :” que tristeza da cuando se escucha a maestros que dicen que sus niños
terminaron exitosamente el año porque quedaron sin duda, sin interrogante. Es que
todavía se sigue pensando que el que se queda sin dudas y preguntas es porque
no aprendió”. De verdad resulta desconcertante el solo hecho de pensar que un
estudiante sin inquietud por todo aquello que se le presento en el aula de
clase y más aún que esto sea motivo de orgullo, cuando la realidad indica que
el sentido de curiosidad pudo haber sido eliminado por completo dejando lado el
objeto mismo de la enseñanza.
Freire en la Pedagogía de la Autonomía, se refiere al
hecho de impedir que la inquietud del estudiante sea básica en el proceso de
crecimiento personal: “si existe una práctica ejemplar como negación de la experiencia
formadora es la que dificulta o inhibe la curiosidad del educando y, en
consecuencia, la del educador”. El modelo tradicional posee esta característica
que a medida que siempre el docente ha sido quien elabora las preguntas y al
mismo tiempo las respuestas en el “proceso de enseñanza-aprendizaje” dejando de
lado todo aquello que el alumno observa a su alrededor y desea comprender. De igual
forma el profesor se afecta porque limita sus prácticas a una simple repetición
y negándose a la apertura de nuevas construcciones de saberes y realidades de
la sociedad, solo pretende realizar la transmisión de información como único objeto
de sus clases. Freire es radical al hablar de los maestros que hacen de su
quehacer algo infructuoso con proposición definitiva:” como profesor debo saber
que sin la curiosidad que me mueve, que me inquieta, que me inserta de la búsqueda,
no aprendo ni enseño”.
Este es el punto en el cual se observan grandes
diferencias entre la pedagogía activa y la tradicional. La primera coloca sus esfuerzos
en el acto propio de formar al educando problematizando su realidad. Presentando
las asignaturas como fuente de conocimiento para construir al tiempo que brinda
las posibles soluciones a sus necesidades. En el caso del segundo modelo, se
plantea la instrucción y la norma teniendo como eje central de la clase al
maestro, quien establece de antemano cuales son los objetivos a alcanzar las
preguntas y respuestas a realizar, dejando de lado la curiosidad del alumno que
tiene en frente.
Julián de Zubiría referencias las palabras de Durkheim
cuando ese analiza la finalidad de la pedagogía tradicional cuando la escuela
le priva al estudiante el privilegio de trascender a nuevas realidades “toda la
educación consiste en un esfuerzo continuado por imponer a un niño modos de
ver, de pensar y de actuar, a los que no alcanzaría espontáneamente, y que le
son reclamados por la sociedad en su conjunto y por el medio social al que en particular
está destinado”. Se puede apreciar que el estudiante accede al aula de clase
con una serie de necesidades sociales que tiene que ser privilegiadas en cada
momento las cuales no puede trascender de manera solitaria. Al respecto, la película
400 golpes es un claro ejemplo de como el modelo tradicionalista no incide
positivamente en la vida del niño protagonista, al contrario le refuerza las
problemáticas sociales que vivía en su cotidianidad llevándole a situaciones
cada vez más complejas y de mayor decrecimiento personal, la invitación al cambia
se podría reflejar en el momento en que el infante al escapar de la correccional
donde estaba remitido, llega al mar y voltea el rostro a la cámara y su mirada
pareciese preguntar acerca de que más debe vivir a su corta edad cuando el
camino cada vez más se le cierra.
Por ello, la pedagogía activa aparece en escena
planteando la necesidad de generar pensamiento en el educando como lo indica
Graciela Amaya de Ochoa:” la didáctica de un modelo pedagógico activo tiene aquí
su gran reto: enseñar a pensar para llegar a conocer, y no como en algunas
ocasiones se ha afirmado: enseñar a aprender”. En este sentido, se debe
apreciar el conocimiento espontaneo con el cual el estudiante asiste a la
escuela ya que al colocarlo en conflicto con la teoría existente, tiene la
posibilidad de problematizarlo y así mismo generar pensamiento crítico respecto
a él, con la consecuencia de construir de manera significativa la concepción
aquellos fenómenos ya vividos.
De esta manera es posible afirmar que cuando no se genera
conflicto con el saber espontaneo el estudiante los resultados obtenidos en
clase serán casi nulos. Lo anterior es debido a que la experiencia propia es
base fundamental para la construcción del conocimiento a través del pensamiento
mismo creado y potenciado desde el aula. La subdirectora del ICFES plantea estas
experiencias previas en el educando a partir de las relaciones establecidas
directamente con la cultura:
Esa
relación entre en grupo social y el contenido cultural es una relación ideológica
que no es ¿siempre tenida en cuenta cuando se trazan las metas educativas por
lo que fácilmente se cae en el error de proponer contenidos y prácticas
escolares, ignorando que frente a ellas, el educando ya viene con una concepción,
con una interpretación, con una vivencia, con una visión, con una explicación del
mundo, con unos intereses y unas expectativas.
Esta postura deja muy en claro que todas las
asignaturas que componen el currículo de una institución deben proponer sus
contenidos según el contexto en el cual se encuentren la totalidad de los
estudiantes, basándose en sus necesidades sociales y proyectándose hacia la construcción
de nuevas culturas.
La película “La Ola” es un ejemplo que
presenta la posición de un docente frente a un tema de interés de sus
estudiantes. En un inicio se plantean interrogantes respecto a hechos ocurridos
en el país en años pasados y la influencia que podrían tener en los habitantes
si se representasen de nuevo en la actualidad, algo que sin duda inquietó poco
a poco a cada uno de ellos, permitiendo que por medio del aprendizaje
colaborativo se colocara en escenario real características propias de un
movimiento llevando a los protagonistas a tener experiencias de la construcción
de conocimiento se evidencio. Las primeras escenas de esta producción cinematográfica
son casos particulares donde la motivación por parte del profesor es fuente primordial
del proceso de enseñanza-aprendizaje para que los alumnos sientan inquietud
acerca de lo que se les presenta y de esa manera se movilicen hacia la construcción
de su saber.
Estos planteamiento son inicio de una reflexión
constante que las instituciones deben hacer a diario para mejorar las prácticas
educativas y privilegiar correctamente los procesos formativos de los
estudiantes. La misión no es fácil, ya que esta exige al maestro completa
entrega para que desde su asignatura pueda problematizar la realidad al lado
del alumno para que este último tenga herramientas suficientes para influir
positivamente en las necesidades sociales que le convocan en la escuela. La tarea
queda completamente realizada en el momento en que se vayan generando nuevas
culturas y se rompan los paradigmas que se encuentran tan arraigados en la
sociedad.
Visto de esta manera, queda instaurada la
necesidad de optar por una pedagogía que toma muchas características de los demás
modelos pero que definitivamente se preocupa por el proceso formativo de los
estudiantes. La pregunta que subyace a este requisito básico es ¿de qué manera
deben afrontar los dirigentes de la educación, algo que es pedido a gritos por
la sociedad y que por múltiples motivos han sido evadidos por muchos años
limitando las prácticas del aula a enfoques tradicionalistas?
BIBLIOGRAFÍA
AMAYA DE OCHOA, Graciela. LA PEDAGOGÍA ACTIVA PROCESOS
DEL CONOCIMIENTO E IMPLICACIONES EN LAS TAREAS DEL AULA.
FREIRE, Paulo. Pedagogía de la autonomía. Sao Paulo:
2004.
DE ZUBIRIA, Julián. Los modelos pedagógicos. Popayán:
2007.
muy interesante para la practica docente
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