miércoles, 10 de julio de 2013

PEDAGOGÍA ACTIVA

PEDAGOGÍA ACTIVA: NECESIDAD DEL QUEHACER DOCENTE
 EN LA ACTUALIDAD

La pedagogía hoy se presenta como una respuesta al interrogante de como intervenir la realidad desde el aula para generar una nueva sociedad que afecte positivamente la calidad de vida de sus integrantes. Para esto es necesario que la escuela suscite espacios de reflexión donde se aborden aspectos problémicos de la vida cotidiana de cada educando, siendo este mismo quien plantee soluciones que generen conocimientos significativos para su existencia y a  la vez sean base fundamental para nuevas formas de cultura.

De esta manera toma gran relevancia la labor desempeñada por el docente a través del proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula, porque es allí donde se aprecia la relación de la escuela con la vida y el medio social. Es aquí donde se debe colocar en práctica toda esta teoría pedagógica para la resolución de las problemáticas desde el aula misma de clase, siendo los principales actores los educandos y los profesores por medio del establecimiento de relaciones sociales cuyo fin es el privilegio de los procesos formativos para el crecimiento y desarrollo personal como preparación y transformación de las generaciones de una población. Paulo Freire aporta acerca del quehacer del maestro desde un punto de vista de apertura a lo desconocido: “como profesor crítico yo soy el aventurero responsable, predispuesto al cambio y a la aceptación de lo diferente”. De esta manera se puede apreciar la necesidad de que el cuerpo docente en general se encuentre con disposición de enfrentar aquello que no conoce en cada una de sus clases, es decir, brindando oportunidad de intervenir numerosas situaciones que pueden presentar por parte de cada uno de sus alumnos en la medida que las relaciones establecidas trasciendan a esferas de la sociedad donde todos los actores a diario conviven.

El punto neurálgico se encuentra en cómo es llevado acabo el proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula de clase, la esencia del proceso va perdiendo validez a medida que las asignaturas sean orientadas como una simple introducción, es decir, la transmisión de conocimientos sin ahondar en las problemáticas que en teoría tienen que ser tratadas. Las relaciones y las prácticas sociales pasan a un segundo plano desde donde muy poco se puede hace rpor garantizar la resolución del problema y mucho menos enriquecer la teoría existente a nivel pedagógico.

Por tal motivo, es posible establecer que la pedagogía tradicional no ha realizado aportes significativos a los procesos formativos y a la sociedad en general. La escuela es limitada a la reproducción continua del conocimiento pr medio de un trabajo rutinariamente repetitivo basado en un  aprendizaje de información y de normas, de carácter magistrocentrista donde se impone al educando modos de ver, pensar y de actuar. Cabe la pregunta ¿cómo la pedagogía activa asume la educación y la necesidad social que le convoca a partir de este planteamiento?

En primer instancia, cuando asume la responsabilidad social de quien debe educar. El educando debe ser reconocido como ser único e inacabado que se encuentra en la escuela para dar solución a esta necesidad a través de su proceso formativo. La pedagogía activa permite que el estudiante de esta manera adquiera un sentido de vida a partir del cual fundamente su quehacer en pro de movilizarse hacia nuevas realidades transformando sustancialmente la cultura.

Desde luego, este reconocimiento del estudiante tiene que estar acompañado del establecimiento de relaciones en el aula, con el maestro y con los compañeros. Este acercamiento en el salón de clase no solo debe ser de carácter superficial, como lo es en muchos casos, debe trascender la escuela para que posibilite la reflexión de situaciones de la vida cotidiana de estudiante y profesor. Todo lo anterior permite la existencia de un estado humanización, puesto que al estudio sistémico de las asignaturas, se plantea una fraternidad que brinda el acercamiento necesario para el crecimiento personal de los protagonistas del acto educativo.

Con lo anteriormente mencionado, es posible pensar en el proceso de enseñanza-aprendizaje a partir de todo aquello que rodea al estudiante, es decir, su vida cotidiana. No cabe duda que la mejor manera de abordar las diferentes asignaturas y áreas de un currículo es hacerlo mediante las experiencias propias del educando, ya que se posibilita la observación de las diferentes problemáticas sociales que las caracterizan bajo un punto de vista crítico y reflexivo, siendo el papel de los contenidos el pretexto formativo ideal para intervenirlas. Cuando el alumno cuestiona los fenómenos que a diario experimenta y constantemente se interroga acerca de los mismos, posee el fundamento para alcanzar aprendizaje duraderos porque construye y reconstruye su saber, dirigiéndose cada vez a nuevos estados de conocimiento. Al respecto, Paulo Freire plantea : “ en las condiciones del verdadero aprendizaje, los educandos se van transformando en sujetos reales de la construcción y la reconstrucción del saber enseñado, al lado del educador, igualmente sujeto del proceso”. De esta manera este brillante pedagogo brasilero plantea la importancia de generar el conocimiento teniendo como cimiento aquello que el aprendizaje conoce y que potencialmente puede problematizar teniendo siempre a su lado la colaboración y guía del maestro, que por cierto al intervenir los contenidos de su asignatura de esta manera también eleva su techo epistémico en relación a cómo se encontraba previo al inicio de sus clases.

La subdirectora del ICFES de Colombia, se refiere a la importancia de que el estudiante genere constantemente preguntas en su quehacer diario en la escuela y en general sus experiencias de vida, a partir de una situación común que sucede cuando se habla del alcance de los objetivos primordiales en cualquier grado de escolaridad y la promoción al año siguiente, de la siguiente manera :” que tristeza da cuando se escucha a maestros que dicen que sus niños terminaron exitosamente el año porque quedaron sin duda, sin interrogante. Es que todavía se sigue pensando que el que se queda sin dudas y preguntas es porque no aprendió”. De verdad resulta desconcertante el solo hecho de pensar que un estudiante sin inquietud por todo aquello que se le presento en el aula de clase y más aún que esto sea motivo de orgullo, cuando la realidad indica que el sentido de curiosidad pudo haber sido eliminado por completo dejando lado el objeto mismo de la enseñanza.

Freire en la Pedagogía de la Autonomía, se refiere al hecho de impedir que la inquietud del estudiante sea básica en el proceso de crecimiento personal: “si existe una práctica ejemplar como negación de la experiencia formadora es la que dificulta o inhibe la curiosidad del educando y, en consecuencia, la del educador”. El modelo tradicional posee esta característica que a medida que siempre el docente ha sido quien elabora las preguntas y al mismo tiempo las respuestas en el “proceso de enseñanza-aprendizaje” dejando de lado todo aquello que el alumno observa a su alrededor y desea comprender. De igual forma el profesor se afecta porque limita sus prácticas a una simple repetición y negándose a la apertura de nuevas construcciones de saberes y realidades de la sociedad, solo pretende realizar la transmisión de información como único objeto de sus clases. Freire es radical al hablar de los maestros que hacen de su quehacer algo infructuoso con proposición definitiva:” como profesor debo saber que sin la curiosidad que me mueve, que me inquieta, que me inserta de la búsqueda, no aprendo ni enseño”.

Este es el punto en el cual se observan grandes diferencias entre la pedagogía activa y la tradicional. La primera coloca sus esfuerzos en el acto propio de formar al educando problematizando su realidad. Presentando las asignaturas como fuente de conocimiento para construir al tiempo que brinda las posibles soluciones a sus necesidades. En el caso del segundo modelo, se plantea la instrucción y la norma teniendo como eje central de la clase al maestro, quien establece de antemano cuales son los objetivos a alcanzar las preguntas y respuestas a realizar, dejando de lado la curiosidad del alumno que tiene en frente.

Julián de Zubiría referencias las palabras de Durkheim cuando ese analiza la finalidad de la pedagogía tradicional cuando la escuela le priva al estudiante el privilegio de trascender a nuevas realidades “toda la educación consiste en un esfuerzo continuado por imponer a un niño modos de ver, de pensar y de actuar, a los que no alcanzaría espontáneamente, y que le son reclamados por la sociedad en su conjunto y por el medio social al que en particular está destinado”. Se puede apreciar que el estudiante accede al aula de clase con una serie de necesidades sociales que tiene que ser privilegiadas en cada momento las cuales no puede trascender de manera solitaria. Al respecto, la película 400 golpes es un claro ejemplo de como el modelo tradicionalista no incide positivamente en la vida del niño protagonista, al contrario le refuerza las problemáticas sociales que vivía en su cotidianidad llevándole a situaciones cada vez más complejas y de mayor decrecimiento personal, la invitación al cambia se podría reflejar en el momento en que el infante al escapar de la correccional donde estaba remitido, llega al mar y voltea el rostro a la cámara y su mirada pareciese preguntar acerca de que más debe vivir a su corta edad cuando el camino cada vez más se le cierra.

Por ello, la pedagogía activa aparece en escena planteando la necesidad de generar pensamiento en el educando como lo indica Graciela Amaya de Ochoa:” la didáctica de un modelo pedagógico activo tiene aquí su gran reto: enseñar a pensar para llegar a conocer, y no como en algunas ocasiones se ha afirmado: enseñar a aprender”. En este sentido, se debe apreciar el conocimiento espontaneo con el cual el estudiante asiste a la escuela ya que al colocarlo en conflicto con la teoría existente, tiene la posibilidad de problematizarlo y así mismo generar pensamiento crítico respecto a él, con la consecuencia de construir de manera significativa la concepción aquellos fenómenos ya vividos.

De esta manera es posible afirmar que cuando no se genera conflicto con el saber espontaneo el estudiante los resultados obtenidos en clase serán casi nulos. Lo anterior es debido a que la experiencia propia es base fundamental para la construcción del conocimiento a través del pensamiento mismo creado y potenciado desde el aula. La subdirectora del ICFES plantea estas experiencias previas en el educando a partir de las relaciones establecidas directamente con la cultura:

Esa relación entre en grupo social y el contenido cultural es una relación ideológica que no es ¿siempre tenida en cuenta cuando se trazan las metas educativas por lo que fácilmente se cae en el error de proponer contenidos y prácticas escolares, ignorando que frente a ellas, el educando ya viene con una concepción, con una interpretación, con una vivencia, con una visión, con una explicación del mundo, con unos intereses y unas expectativas.

Esta postura deja muy en claro que todas las asignaturas que componen el currículo de una institución deben proponer sus contenidos según el contexto en el cual se encuentren la totalidad de los estudiantes, basándose en sus necesidades sociales y proyectándose hacia la construcción de nuevas culturas.

La película “La Ola” es un ejemplo que presenta la posición de un docente frente a un tema de interés de sus estudiantes. En un inicio se plantean interrogantes respecto a hechos ocurridos en el país en años pasados y la influencia que podrían tener en los habitantes si se representasen de nuevo en la actualidad, algo que sin duda inquietó poco a poco a cada uno de ellos, permitiendo que por medio del aprendizaje colaborativo se colocara en escenario real características propias de un movimiento llevando a los protagonistas a tener experiencias de la construcción de conocimiento se evidencio. Las primeras escenas de esta producción cinematográfica son casos particulares donde la motivación por parte del profesor es fuente primordial del proceso de enseñanza-aprendizaje para que los alumnos sientan inquietud acerca de lo que se les presenta y de esa manera se movilicen hacia la construcción de su saber.

Estos planteamiento son inicio de una reflexión constante que las instituciones deben hacer a diario para mejorar las prácticas educativas y privilegiar correctamente los procesos formativos de los estudiantes. La misión no es fácil, ya que esta exige al maestro completa entrega para que desde su asignatura pueda problematizar la realidad al lado del alumno para que este último tenga herramientas suficientes para influir positivamente en las necesidades sociales que le convocan en la escuela. La tarea queda completamente realizada en el momento en que se vayan generando nuevas culturas y se rompan los paradigmas que se encuentran tan arraigados en la sociedad.

Visto de esta manera, queda instaurada la necesidad de optar por una pedagogía que toma muchas características de los demás modelos pero que definitivamente se preocupa por el proceso formativo de los estudiantes. La pregunta que subyace a este requisito básico es ¿de qué manera deben afrontar los dirigentes de la educación, algo que es pedido a gritos por la sociedad y que por múltiples motivos han sido evadidos por muchos años limitando las prácticas del aula a enfoques tradicionalistas?

BIBLIOGRAFÍA
AMAYA DE OCHOA, Graciela. LA PEDAGOGÍA ACTIVA PROCESOS DEL CONOCIMIENTO E IMPLICACIONES EN LAS TAREAS DEL AULA.
FREIRE, Paulo. Pedagogía de la autonomía. Sao Paulo: 2004.
DE ZUBIRIA, Julián. Los modelos pedagógicos. Popayán: 2007.

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